lunes, 8 de febrero de 2010

Precious






Precious, de Lee Daniels







Un Globo de Oro y seis nominaciones al Óscar avalan esta historia de horrores. La vida no puede haber tratado peor a Clareece. Su situación de partida es trágica: mujer, pobre, negra, obesa, casi analfabeta, madre de una niña con síndrome de Down y embarazada, maltratada a diario, víctima de abusos de todo tipo, sola, sin nadie a quien acudir, sin esperanza. Por no tener, ni siquiera tiene algún atractivo personal que pueda conquistar el interés de alguien. Su refugio: la imaginación. Cuando las cosas se ponen feas, ahuyenta la realidad con fantasías de belleza y de éxito. Pero la realidad es terca.

El mérito de Precious, en mi opinión, es haber conseguido evitar el dramón lacrimógeno que podría -y quizá debería- ser la historia de Clareece. No es que se eluda en ningún momento la dureza de los hechos ni las miserias de los protagonistas, pero los sueños, la música y el humor marcan con precisión la distancia necesaria. Se mantiene también lejos del tópico de las historias de superación, en las que alguien parte de la nada para llegar a lo más alto. En Precious, la meta es aprender a leer y escribir, algo tan aparentemente sencillo y tan inalcanzable para la protagonista.

El trabajo de Gabourey Sidibe es excelente, pero a mí me ha impresionado más la intepretación de Mo'Nique como madre de Clareece, un papel difícil que resuelve con verdadera maestría. Ambas están nominadas para el Óscar.

En conclusión, creo que Precious, sin llegar a la obra maestra que algunos quieren ver, es una película que merece la pena y que deja huella. Muy recomendable.

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