lunes, 18 de enero de 2010

La decisión de Anne





La decisión de Anne, de Nick Cassavetes




Leyendo el argumento, La decisión de Anne puede parecer uno de esos telefilmes de sobremesa sobre madres coraje o enfermos terminales, que parecen creados solamente para hacer llorar por todo lo alto a los aficionados al género. Y es verdad que, en ese sentido, la película explota todos los tópicos lacrimógenos conocidos. Sin embargo, tiene algo más.

Cuando se oye hablar de padres que deciden tener un hijo seleccionado genéticamente para que done a su hermano enfermo células, sangre o incluso órganos, nadie duda de sus buenas intenciones. Es incluso hermoso pensar en esa criatura que trae al mundo dos vidas en lugar de una. Pero Cassavetes va más allá y plantea la situación de ese segundo hijo nacido para ser donante, cuando adquiere uso de razón. ¿Qué siente un niño que se sabe concebido como repositorio de otro? ¿Y si decide afirmar su individualidad y negarse a continuar cumpliendo una función que no ha elegido?

La decisión de Anne pone de manifiesto este dilema ético, aunque es cierto que decepciona bastante en la manera de resolverlo o, mejor dicho, de no resolverlo. El asunto de fondo de la película es, en realidad, mostrar cómo una enfermedad afecta a toda la familia y a cada miembro ella. Para ello, la narración tiene el acierto de desarrollarse alternando los puntos de vista, sin tomar partido por ninguno de ellos.

Es interesante, sobre todo, el personaje de esa madre que ha renunciado a su trabajo y a su vida entera por cuidar de su hija enferma y conseguir que sobreviva. El problema surge cuando esa lucha, en principio encomiable, se convierte en el único sentido de su existencia, cegándola ante las necesidades del resto de la familia y ante el absurdo encarnizamiento terapéutico que sufre su hija enferma y, por añadidura, también su hija sana.

En resumen, una película interesante en sus planteamientos, aunque con excesivas concesiones a la sensiblería. Llévense pañuelos, los necesitarán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario