domingo, 4 de octubre de 2009

Los sustitutos




Los sustitutos, de Jonathan Mostow





Los sustitutos es una adaptación libre del cómic The Surrogates, de Robert Venditti y Brett Weldele, basado en la idea de una humanidad que vive a través de réplicas mecánicas de sus cuerpos. La persona sigue siendo la misma, pero su presencia física ya no es necesaria. Los humanos se quedan en sus casas, engordando y quedándose calvos, mientras sus sustitutos, siempre jóvenes, atléticos y elegantes, salen a la calle a trabajar y a relacionarse.

Esta idea apela a algunos de los miedos de la sociedad occidental de hoy en día. Por un lado, el exagerado culto al cuerpo que convierte en prioritario el hecho de ofrecer siempre la mejor imagen posible y que impulsa a las personas a invertir grandes cantidades de tiempo y dinero en mejoras estéticas. Por otro lado, la posibilidad de “vida virtual” que cada vez parece más cercana.

Cuando hace unos años surgió el fenómeno “Second Life”, muchos se llevaron las manos a la cabeza imaginando personas sentadas todo el día delante de su ordenador, sin salir ni comunicarse con otros seres “reales”, navegando por un mundo artificial con una identidad creada a su gusto. El tiempo ha demostrado que “Second Life” no ha provocado el Apocalipsis, ni mucho menos, pero la inquietud sigue ahí. Resulta difícil enfrentarse una vez más a la antigua dualidad alma-cuerpo, esta vez en versión mente-máquina, sin que aparezcan conflictos de identidad. Al final, la pregunta es siempre la misma: ¿qué nos hace humanos?

Mostow viste esta idea central con una intriga, una ambientación y un ritmo muy apropiados para un thriller entretenido con el que pasar el rato, sin emoción ni reflexión. El resultado es una película bien realizada, que distrae y divierte, pero que sabe a poco a la vista de las pretensiones iniciales. Llena el tiempo sin dejar huella.

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