domingo, 19 de julio de 2009

Un novio para mi mujer


Un novio para mi mujer, de Juan Taratuto

Un novio para mi mujer no es una obra maestra ni una de esas películas que dejan huella. Se trata de cine comercial, pero cine comercial planteado con honestidad y realizado con inteligencia y frescura. Si el éxito consiste en conseguir lo que se pretendía, Taratuto sin duda ha tenido éxito y ha cuajado una cinta divertida y entretenida.

Funciona porque funcionan las tres claves fundamentales: el guión, los personajes y los actores. Naturalmente que existen muchos más aspectos que componen la calidad de una película, pero sin estas tres bases el conjunto se cae inevitablemente.

El guión es inteligente, con tiempo medido y ritmo ágil. La fluidez de los diálogos y los vertiginosos intercambios verbales, tan característicos del cine argentino, tienen aquí pertinencia y gracia. Los personajes están bien definidos y son coherentes, a pesar de lo disparatado del argumento. Los actores cumplen a la perfección.

Quizá lo más destacable sea el personaje de la Tana, rico y versátil, brillantemente interpretado por Valeria Bertuccelli, que consigue algo tan difícil como evolucionar a lo largo de la cinta, de manera que resulta odiosa al principio y acaba ganándose la simpatía del espectador, sin dejar en ningún momento de ser congruente consigo misma.

Como dice Mirito Torreiro en fotogramas.es,
…desde la desencantada posición de un amante hispánico de la comedia, da envidia ver lo bien que maneja las fórmulas comerciales del género el cine argentino, comparado con la inanidad del nuestro.
Si quieren pasar un par de horas agradables y sin complicaciones, se la recomiendo.

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